Un día como hoy, 27 de febrero, pero de 1952, fallece Julio Molina en Las Chapas, Tizimín, Yucatán. Fue un gran lanzador. Poseía una técnica depurada, aprendida en Estados Unidos, formidable control, magnífica curva, buena velocidad y, sobre todo, era muy sereno para lanzar. La mejor época de su luminosa carrera se desarrolló en Mérida, de 1910 a 1919. Venció a poderosos equipos cubanos, que actuaron primero en Mérida, antes de jugar en Veracruz y en la capital, donde también mostró su clase. Electo al Salón de la Fama del Beisbol Mexicano en 1939.

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