Un día como hoy, 10 de marzo, pero de 1973 fue inaugurado el Salón de la Fama del Beisbol Mexicano. Este había sido fundado por Alejandro Aguilar Reyes Fray Nano en 1939, tomando la idea del Templo de Inmortales de Cooperstown, inaugurado ese mismo año.
El famoso periodista, fundador de La Afición, tuvo la genial idea, eligiendo a los primeros cinco inmortales por medio de cupones aparecidos en su diario.
En 1964 se llevó a cabo una segunda elección, ingresando seis nuevos inmortales, con estos ya eran 11, pero no había un edificio que albergara el Salón de la Fama.
Fue hasta 1971, en la Convención de Beisbol celebrada en Ajijic, municipio de Chapala, Jalisco, donde se fijaron las bases para llevar a cabo el importante proyecto.
Antonio Ramírez Muro, entonces presidente de la Liga Mexicana de Beisbol, puso el tema sobre la mesa, a petición de Rodolfo González Castillo, presidente de los Sultanes de Monterrey, club en aquel tiempo perteneciente a Cervecería Cuauhtémoc, siendo del agrado de los participantes, quienes señalaron la importancia y lo necesario de la obra señalada.
Fue ahí, en esa misma convención, donde se integró la Asociación de Ligas de Beisbol Profesional de la República Mexicana, con Ramírez Muro como presidente, lo cual facilitó las actividades al nombrarse una comisión especial para tal efecto.
El comité especial para determinar la sede tuvo como integrantes a Ramírez Muro; Horacio López Díaz, presidente de la Liga Mexicana del Pacífico; Fernando Cantón Franco, de Mérida, Yucatán, presidente de la Liga del Sureste; Raúl Mendoza Mancilla, cronista e investigador, y Fernando M. Campos “Fray Kempis”, cronista de la Ciudad de México.
SEDE PERMANENTE
Ellos acordaron conceder un plazo de 60 días para recibir solicitudes, y las únicas ciudades que presentaron proyectos fueron Guaymas y Monterrey, pero esta última ofreció mayores apoyos y facilidades de parte de Cervecería Cuauhtémoc por conducto de don Eugenio Garza Sada, lo cual aconteció en marzo de 1971, razón por la que en mayo del mismo año decidieron otorgar la sede permanente a la gran urbe regiomontana.
Los motivos principales para la existencia del Salón de la Fama en la ciudad de Monterrey fueron honrar a las figuras beisboleras de antaño, crear un aliciente para los beisbolistas del momento y dotar a la Sultana del Norte de un espacio turístico, aprovechando su ubicación en el mapa beisbolero de México. Ya con el visto bueno otorgado a la ciudad de Monterrey, en los jardines de Cervecería se procedió a preparar el terreno para la construcción del inmueble mientras se elaboraban los planos.
INAUGURACIÓN HISTÓRICA
La majestuosa inauguración del Salón de la Fama se llevó a cabo el 10 de marzo de 1973, en los jardines de la empresa cervecera regiomontana, reuniendo a impactantes personalidades del rey de los deportes, como Bowie Khun, Alto Comisionado del Beisbol de las Grandes Ligas; Antonio Ramírez Muro, presidente de la Liga Mexicana de Beisbol; Horacio López Díaz, presidente de la Liga Mexicana del Pacífico.
También asistieron directivos, representantes de los medios de comunicación del país y una gran cantidad de inmortales junto a sus respectivas familias.
Así se ponían en marcha las labores de la importante institución que serviría para honrar la memoria de los personajes más destacados del beisbol profesional mexicano, además de preservar la historia de nuestra pelota.
UNA AUTÉNTICA REALIDAD
El Salón de la Fama era una auténtica realidad. El museo beisbolero ganaría fama y prestigio a partir de ese momento bajo la dirección de Rafael Domínguez García.
Desde entonces y hasta la fecha han sido enaltecidos al Salón de la Fama del Beisbol Mexicano 207 elementos, entre ellos 145 beisbolistas, 7 managers, 11 ampayers, 21 cronistas y 23 directivos.
En la actualidad, el Salón de la Fama del Beisbol Mexicano ubicado a un costado del Paseo Santa Lucía, de la Ciudad de Monterrey es patrocinado desde su construcción, por Don Alfredo Harp Helú, empresario, filántropo y un enamorado del beisbol, quien decidiera tomar la estafeta, respetando la decisión original de los directivos del beisbol mexicano, al designar a la ciudad de Monterrey como sede permanente del sagrado recinto.
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